La
correcta elección del agua a la hora del llenado de nuestra piscina es de vital
importancia, y nos puede ahorrar problemas en el futuro. Conocer la diferencia
de calidad entre el agua de la red pública, agua de pozo y ríos, etc..., es
fundamental para un correcto mantenimiento con productos químicos adecuados.
El agua de la red pública al ser apta para el consumo humano es, obviamente, la
más equilibrada para llenar las piscinas. Aún así es necesario efectuar
correcciones cuando son aguas ácidas, básicas o muy mineralizadas. Las aguas
cargadas de residuos metálicos pueden, por ejemplo, dañar el liner de la
piscina por la oxidación de dichos residuos.
Es conveniente que, si va a utilizar agua de pozo o de río, se efectúe un
análisis de laboratorio tomando una muestra de dicha agua. Con esto nos
aseguraremos de conocer la composición química del agua que vamos a tener en la
piscina, y evitaremos que la adición de productos para el mantenimiento de
piscinas nos produzca reacciones adversas que puedan perjudicar la calidad del
agua, o lo que sería más grave, producir daños en los bañistas.
A continuación, le vamos a aclarar algunos conceptos fundamentales para
efectuar un perfecto mantenimiento de su piscina.
El PH es una
cifra que expresa la concentración de iones de hidrógeno en el agua de la
piscina. Esta concentración se mide en una escala que va desde 0 a 14. El agua
de PH 7 es un agua de piscinas neutra. Por debajo de 7 tendríamos un agua de
piscinas ácida, y por encima de esa cifra un agua de piscinas es básica o
alcalina. La práctica totalidad del agua de red pública que se consume en
España es básica (por encima de 7), a excepción de Galicia y Canarias, donde
tenemos aguas ácidas.
El PH correcto para nuestra piscina se
sitúa entre 7,2 y 7,6. Por encima o por debajo de esos valores, el agua
de la piscina necesita un corrector que la sitúe en los parámetros adecuados.
Cuando
el agua de la piscina es básica o alcalina y su valor es superior a 7,6
necesitamos corregir con un aminorador de PH, puesto que con un valor demasiado
alto en la piscina podemos tener los siguientes efectos negativos:
-Ataca la capa ácida protectora natural de la piel.
-Reducción de la efectividad del cloro en la piscina.
-Se produce en la piscina olor a cloro debido al cloro combinado (cloraminas).
-Deja sin efecto los floculantes.
-Produce precipitaciones de cal en las paredes y suelos de las piscinas.
Cuando el agua de las piscinas es ácida, cosa infrecuente salvo en los lugares
que hemos citado, necesitamos corregir con un incrementador de pH. Un valor
demasiado bajo de pH puede producir los siguientes efectos negativos:
-Corrosión de las partes metálicas de la piscina como escaleras, barandillas o
toboganes.
-Irritación de ojos y piel.
-Inhibición de la floculación.
¿Cómo medir el pH de la piscina?
La forma más
sencilla es utilizar el Kit analizador que se envía junto con los accesorios de
mantenimiento y limpieza de la piscina. Se trata de un indicador líquido de
color. El proceso se inicia tomando una muestra de agua de la piscina y
depositándola en uno de los viales del analizador. A continuación añadiremos
unas gotas de una solución que se acompaña al estuche, y el color que
obtengamos del agua lo compararemos con una escala de colores. El color
amarillo indica que el pH se encuentra por debajo del valor adecuado, por el
contrario el color rojo indica que estamos ante un pH alto, por encima de 7,6.
Existen también analizadores electrónicos de piscinas que evidentemente son más
exactos pero más caros, así como tiras de papel que decoloran al sumergirlas en
el agua de la piscina durante unos segundos.
En definitiva, por un método u otro, lo fundamental es conocer el nivel de pH
del agua de nuestra piscina. Tener el pH controlado entre 7,2 y 7,6 nos ayudará
a llevar un perfecto mantenimiento de nuestra piscina, y nos ahorrará en gastos
de otros productos químicos.
Desinfección en la piscina.
Mediante
cloro de disolución lenta. Las pastillas deben añadirse en los skimmers, para
que se disuelvan lentamente en un período de 7 días aproximadamente. Es
conocida la función desinfectante del cloro en las piscinas en tanto el pH esté
en los límites anteriormente citados.
Floculación en la piscina.
No es
imprescindible para el tratamiento del agua de las piscinas, pero se está
imponiendo cada vez más su uso como medio para mejorar la calidad del agua. El
filtro de la depuradora puede retener las partículas de suciedad hasta un
determinado tamaño. Las más pequeñas quedan en suspensión en la piscina, ya que
el filtro no es capaz de retenerlas. Los flósculos que incorpora el compacto se
adhieren a las partículas de suciedad haciendo que, por un lado, aumenten de
tamaño y queden retenidas en el filtro, y por otro, que incrementen también su
peso decantando al fondo de las piscinas, donde pueden ser recogidas por el
limpia fondos. Este proceso aumenta la claridad del agua, haciéndola parecer
cristalina.
El compacto
tres componentes también realiza una función de prevención contra la aparición
de algas. El agua de su piscina es rica en luz, sustancias nutrientes y calor,
todas ellas imprescindibles para el desarrollo de las algas. El alga prolifera
a gran velocidad, dándole al agua un tono verdoso y algunas veces una
consistencia viscosa, y aunque no son agentes patógenos, estéticamente no son
deseables. Si la prevención no es efectiva, habrá que realizar un tratamiento
de choque con cloro y aumentar las horas de filtración de la piscina por un
período de entre 12 y 24 horas. Una vez eliminada el alga habrá que iniciar de nuevo
el tratamiento preventivo de la piscina con algicida.
Es
importante estar atento y vigilar que el agua de la piscina se mantenga
permanentemente en un ambiente desfavorable para los microorganismos, ya que
estos aprovechan cualquier oportunidad para crecer y multiplicarse, recobrando
su estado activo.
Con estos
consejos o volvemos a recordar un año más lo importante que es tener el agua de
nuestra piscina con los niveles adecuados.
Un saludo y
feliz baño :D
fuente; Google.